jueves, 20 de octubre de 2011

La Concejala de Miedo Ambiente... miente

No sé si es casualidad, pero últimamente está de moda el infortunio fotográfico en Génova. Hace unas semanas lo del bizcocho de Rajoy, ayer, la plantilla pepera al completo posaba en su azotea con un nubarrón de caca sobre sus cabezas. Abajo pone: 'empieza el cambio'.

 Esperanzador.

La estampa habla por sí sola como metáfora política y como realidad. Así que no está de más preguntarse cómo es posible que una señora (Ana Botella) que gobierna la Concejalía de Miedo Ambiente de una ciudad con techo negro tenga los "cojines" tan grandes de decir que la calidad del aire de Madrid ha mejorado significativamente". Yo la mandaba directamente a los calabozos por desvergonzada, mentirosa y por incumplimiento de contrato. ¿A qué diantres se dedican en sus oficinas, a jugar al buscaminas?

Y también pregunto, queridos ciudadanos de Mordor, ¿vosotros no tenéis como un moquillo crónico? ¿No os cruzáis con autobuses públicos por cuyos traseros se escapa el mismísimo demonio? ¿No se os queda la ropa tendida más seca que un bacalao y con una capa de polvo semi-extraterrestre?

Pues sí, tenemos nuestros propios desechos encima de la cabeza. Culpa de todos, vale; pero más de las instituciones que muerden el presupuesto público para no cumplir su cometido.







lunes, 3 de octubre de 2011

Con Rajoy y un bizcocho... hasta adiós

La Razón publicaba ayer en portada esta foto de Rajoy en la azotea de Génova junto a un grupo de emprendedores o 'el futuro de España' como titula el medio: 4 hombres y una mujer con un bizcocho.
La estampa no ha tardado en enfadar a los internautas por la brillante idea de endosarle su lugar en la cocina a la única y solita emprendedora, vestida además rollo Cuéntame.

Habrá quién diga que menuda exageración de crítica, que no es para tanto, que la cosa no tiene mala intención detrás... Pero lo triste del caso es que no se trata de un simple desliz de la visión rancia que tiene el partido o el medio en cuestión, sino que la realidad es todavía peor ya que las mujeres de este, nuestro país moderno y chachi, seguimos cobrando menos y teniendo menos puestos directivos que los hombres pese a tener mejor nota y presencia en la Universidad.

Es decir, que si el audaz creativo de la estampa hubiera colocado a 4 mujeres y a un señor con una tortilla, el resultado hubiera sido igualmente una hipocresía como la copa de un pino. Pues está claro que nuestros candidatos a gobernantes, sean del partido que sean, andan más preocupados en pelearse entre sí y ganar las elecciones que por los problemas reales del pueblo que les paga el sueldo.